Venta de marihuana en La Rambla y la regulación catalana

La Rambla de Barcelona

La guía de viajes We Be High aconseja a los turistas que desean comprar cannabis en Barcelona alejarse de las plazas de La Rambla, ocupadas por agentes. El paseo marítimo, por la poca actividad policial, es un lugar más seguro. Durante el día los camellos (negros o árabes) se pasean publicitándose a la voz de «hachís, marihuana». La opción más recomendable, si es posible, es inscribirse en un club de cannabis, por seguridad, comodidad, calidad y precio.

L@M/ Hay clubes de fumadores de cannabis que reparten «flyers» en La Rambla de Barcelona y varias guías de viaje facilitan contactos de algunos de estos clubes. De ello se puede deducir que esas asociaciones venden drogas tanto como de leer el titular Vendo marihuana (sin ánimo de lucro), 10 céntimos el gramo, publicado en este blog. No falta quienes desean rellenar su carrito de la compra en los comentarios ni periodista que nos acuse de narcotráfico, igual que distintos medios, a instancias de la FAC, etiquetan a un número indeterminado de clubes como tapaderas de traficantes.

El fenómeno inquieta a la «Generalitat», a los ayuntamientos y a otros clubes. A petición del Parlamento de Cataluña, la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas ha recordado que «son los jueces quienes determinan si la actividad de una asociación o de los gestores de un club constituye o no un delito». Puntualiza, además, que «corresponde a la Fiscalía Especial Antidroga investigar si las actividades de una asociación constituyen un delito contra la salud pública y, en tal caso, presentar cargos» (1). 

tapadera wc psicodelica

Tapadera encontrada en un club de cannabis. Es de váter, no de traficantes. Como no se les puede encalomar por delito, la Fiscalía General ha ordenado este verano una Instrucción que propone sancionar el mero cultivo, evitando al sistema judicial.

La Fiscalía Especial Antidroga, como no puede ser de otra manera, ha analizado la situación del movimiento cannábico y tiene conocimiento de los «flyers» del emblemático paseo de la ciudad, territorio tradicional de confidentes de agentes antidroga (2). A día de hoy, los jueces no han logrado determinar que haya clubes cannábicos que actúen como tapaderas de traficantes ni existen cargos contra las asociaciones que reparten «flyers» en la calle más activa y popular de Barcelona.

Sin embargo, tan difícil de creer es que los clubes que distribuyen publicidad no venden marihuana como que la Fiscalía Especial Antidroga ha inspeccionado sus locales y se ha sorprendido al descubrir que, en vez de venderla, la vendan (3), y por eso no hay cargos contra ellos.

Es necesario conocer que a los cuerpos especializados se les conceden autorizaciones para poner en circulación droga de manera controlada con el objetivo de descubrir hechos o autores de hechos relacionados con el tráfico de estupefacientes, según contempla el artículo 263 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (4).

A partir de los datos expuestos, si se vende marihuana en los clubes de fumadores de cannabis que reparten «flyers» en La Rambla de Barcelona, se expende con autorización judicial, por tanto, legalmente; aunque, más que venta, preferirían denominarla entrega controlada y puesta en circulación de estupefacientes con el fin de descubrir o identificar a las personas involucradas en la comisión de algún delito relativo a dichas drogas.

La regulación

Las palabras, igual que sirven para entenderse se usan para incomunicar a los interlocutores. La pretendida regulación en Cataluña se embrolla, no sólo porque se trata de una cuestión de Estado ante la que únicamente cabe someterse o desobedecer, sino porque el lenguaje empleado no es el adecuado, impidiendo el entendimiento entre usuarios y permitiendo al gestor político desviarse del asunto con facilidad.

Se habla de regulación. Unos, de la regulación de los clubes; otros, de la del consumo personal y el cultivo; otros más, de los clubes, consumo y cultivo; y otros menos, de la regulación de la venta de cannabis. A esto hay que añadir que todos los conceptos ya están regulados: la venta, prohibida; el cultivo, para consumo propio; los clubes, según los criterios establecidos por el trabajo de Muñoz y Soto; y el consumo, en privado.

El primer problema de la regulación tanto de los clubes como del cultivo para consumo propio es que la administración no la respeta. Si se quiere recorrer el camino de la regulación, la primera respuesta común en ese estadio del debate es reclamar el cumplimiento de lo que existe. Si las voces reclamantes se separan reivindicando cada una cosas distintas, usando el mismo término, la exigencia pierde fuerza y contenido, lo cual facilita que el político se escurra cómodamente.

Cuando al Gobierno de España se le pide la regulación del cultivo, éste resuelve sancionarlo económicamente aunque sea para consumo personal. Y si a la «Generalitat» se le solicita la regulación de los clubes, aunque su Parlamento insta al Gobierno a regular el «sector del movimiento cannábico» en sentido contrario a su espíritu criminalizador (5), el «conseller de Salut», Boi Ruiz, aboga por establecer un modelo restrictivo de clubes cannábicos en Cataluña y el ayuntamiento de Barcelona aprovecha para estudiar qué multas podría aplicarles, además de dedicar más Guardia Urbana a su vigilancia (6).

Por su parte, el titular de la «conselleria d´Interior», Ramón Espadaler anuncia «una mayor intensidad en la búsqueda e incautación de cultivos de marihuana y una mayor fiscalización de los clubes».

Notas y enlaces:

(1) Observaciones de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas

(2) Ya en 1988, miembros de la Guardia Urbana de Barcelona que patrullaban en el distrito de Ciutat Vella expresaban su malestar por la gran cantidad de camellos que, al ser detenidos, se identificaban como confidentes de la policía, según publicaba la redacción de El Pais. (Historia de las drogas, Antonio Escohotado, Alianza Editorial, Madrid, 1989).

Prohibición e infiltradosCuando se presta atención a los pocos datos publicados sobre quiénes manejan la venta de drogas ilícitas, se concluye que la mayor parte del narcotráfico mundial depende de los servicios secretos de los Estados.

(3) Vendo marihuana (sin ánimo de lucro), 10 céntimos el gramo.

(4) Ley de Enjuiciamiento Criminal.

(5) Instancia del Parlamento de Cataluña

(6) El Ayuntamiento de Barcelona estudia regular los clubs cannábicos mientras la Generalitat se estanca

(7) Barcelona nueva capital europea de la yerba

(8) Asociaciones, tráfico de marihuana y Ministerio del Interior

(9) We Be High

 

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2 respuestas a Venta de marihuana en La Rambla y la regulación catalana

  1. imaga dijo:

    Ayer se dio a conocer que han sido Detenidos tres empleados de una asociación cannábica por vender hachís a turistas. Después de años con el run run, la investigación comenzó «a mediados de marzo». Descubrieron que hacían socios al instante. Por supuesto, «los tres quedaron en libertad con cargos».

    Para los mossos, hacer socios al instante es indicativo de venta de drogas. Para los periodistas, lo que digan los mossos en casos de drogas va a misa. Pero los jueces, que son «quienes determinan si la actividad de una asociación o de los gestores de un club constituye o no un delito”, han dejado en libertad a los detenidos y ya, si eso y cuando tal, estudiarán los cargos.

    • imaga dijo:

      Los Mossos cierran por primera vez una asociación cannábica por narcotráfico

      Finalmente, el local fue cerrado el pasado 5 de junio por orden judicial.

      Los «mossos» están empleando muchos recursos en falsear la realidad para criminalizar ciudadanos, sean personas que visten prendas con capucha o socios de clubes cannábicos. Es muy probable que alguna de las trampas a los ciudadanos se financien con el tráfico ilegal de drogas que tanto protegen las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE).

      También han sido detenidos dos «mossos» por colaborar con el tráfico de drogas. Sin embargo, no han cerrado la comisaría a la que pertenecen. Detenidos dos mossos en una operación contra una red de narcotráfico y coches de lujo. La noticia, siguiendo los esquemas que se emplean contra los clubes, debería destacar que las FSE son verdaderas tapaderas de traficantes.

      Del club de cannabis se tiene claro que hacían socios al instante. De los «mossos», que facilitaban información a narcotraficantes. A la vista de los hechos publicados, los únicos delincuentes son los «mossos». Pero claro, tienen sus licencias.

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