L@M/ El ejemplo histórico más evidente de que la prohibición, como remedio, es peor que la propia enfermedad, es el caso de la Ley seca.
Es materia de estudio en bachillerato y secundaria: «La Ley seca no cumplió los objetivos que pretendía. Antes al contrario, la prohibición incentivó el consumo, se convirtió en un auténtico problema de salud pública, dio alas al contrabando y al mercado negro, a los sobornos a la justicia, a las autoridades y a la policía. Hizo de los Estados Unidos un lugar inseguro».
Cuando las autoridades evitan el asunto de la legalización de drogas, como es el caso del delegado del Gobierno Francisco Babín (tan activo emitiendo propaganda contra la legalización del cannabis), colaborán con el narcotráfico (con los impuestos del ciudadano y en su perjuicio) y, como no puede ser de otra manera (muletilla muy ppopular), probablemente se lucren de ello. Así ha sido históricamente.