L@M/La mayor parte de la información sobre drogas que publican los medios de comunicación se centra en intervenciones y detenciones. Por regla general, sólo beben de una fuente: el aparato represor. Estos dos datos, por sí mismos, son indicadores del grado de desinformación que sufre el ciudadano. La anécdota que narra el periodista Pascual Serrano, uno de los fundadores de rebelion.org, enfoca parte del proceso desinformativo:
«Mis primeros pasos en el periodismo fue en la sección de Sucesos de un periódico madrileño. Como se pueden imaginar, entre nuestro trabajo estaba el llamar a las fuerzas de seguridad cuando teníamos constancia de algún delito o accidente. Con mayor o menor éxito, el oficial al mando, a cualquier hora de cualquier día, te contaba lo que consideraba oportuno hacer público sobre lo sucedido. Un día crearon un gabinete de prensa. ¿Qué sucedió? Que ya ningún oficial ni agente ni policía te daba una sola información, todos te decían que llamaras mañana al gabinete de prensa. ¿Qué más hacía el gabinete de prensa? Nos bombardeaba con notas de prensa anunciando noticias como que desarticulaba una banda internacional de narcotraficantes porque habían detenido a un español y dos extranjeros de diferente nacionalidad vendiendo hachís en la Gran Vía madrileña. Pero si el asunto trataba de corrupción en la policía, un político implicado o cualquier otro tema delicado, el gabinete de prensa, la única vía de información, no decía nada. O todavía peor, te lo contaba en exclusiva si tu, la semana anterior, habías publicado a toda página el gran éxito de la desarticulación de la banda internacional.” (¿Quién impide hoy el libre acceso a la información? 2009)
Antes, para manipular al ciudadano se le ocultaba información. Ahora, se le satura. Pascual Serrano, cuyo último libro se titula «Periodismo canalla. Los medios contra la información», ofrece ejemplos en el artículo enlazado. “El Pentágono creó en 2002 el Departamento de Información Estratégica2. ¿Eso era un paso para el libre acceso a la información?, ¿Para qué se creó?, ¿para informar? En absoluto, para enterrar la información buena que pudiera salir con paja informativa, con ruido.”
Otro dato que sugiere otra pregunta: “En 2009 se supo que la red de ferrocarriles alemanes había destinado 1’3 millones de euros en relaciones públicas ocultas, es decir, en colocar información positiva de la compañía en foros de internet.”
La pregunta: ¿Cuánto dinero dedicará al año el gobierno español para ensuciar la actividad antiprohibicionista en internet? El presupuesto general del estado destinó en 2011 al concepto control social más de 12 mil millones de euros, un 3`36% del total, sin contar el gasto militar. En actuaciones policiales en materia de droga el gasto fue de más de 81 millones. Eso es el A. ¿Cuánto será el B?
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Matan la creatividad de las personas. El avance social.
Y además, aunque no siempre lo sepan, trabajan para extranjeros, para los norteamericanos.
Lo peor de todo es que aquí no hace falta un fondo de reptiles para sobornar a periodistas. Todos son voluntarios, entusiastas e ignorantes de todo lo que no tenga que ver con la «amenaza de la droga». Recordemos que todos los grupos de comunicación han firmado convenios, sea con el PNSD, sea con la FAD, para dar todo su apoyo al pensamiento único sobre drogas y ni un ápice de espacio a todo lo que se salga de él
Foro: “La Sociedad ante las Drogas” | Marihuana Blog
FAD – Patronato
Todos los grupos de comunicación son patronos de la FAD. Es una condición necesaria para acceder al negocio de la televisión. Los periodistas José Díaz Herrera y Ramón Tijeras cuentan cómo se gestó en el libro «El Dinero del Poder»; Ed. Cambio 16; Madrid; 1.991. Está tratado en el artículo que relaciono al final, «El control de los medios en Democracia».
Ricos curas y fachas dominan los medios de comunicación en España. A parte de ellos (y dentro de ellos) está la masonería pro-francia y pro-usa.
Esos dominan los medios de comunicación en España.
Esos son los responsables de matar la creatividad ajena.
Esos son los responsables de querer cambios «lentos».
Concretamente tienen los medios de comunicación códigos morales de conducta y libros de imagen de marca, que les impide, en favor de los adolescentes y jóvenes, hablar positivamente del consumo de drogas.
Con ese sencillo manualillo «excesivamente autoritario» -fascista-, se castra la creatividad y libertad de los periodistas que constantemente topan con asuntos con drogas.
Esa bola de hipocresia causa un mal más grave aún: Ni en casa. Ni en el trabajo. Ni en el bar. Nadie se atreve a hablar de lo bien que sientan las drogas por miedo al rechazo social, familiar y laboral. Esto en otros paises de europa y del mundo es más grave aún. Italia, Nueva Zelanda…
En fín, me alegra veros, amigos, contemplemos……
Me ha hecho gracia ver a Juan Abelló encabezando la lista de patronos de la FAD (por cierto, ¡menuda tropa!). Este señor, antiguo socio de Mario Conde, ostenta el monopolio del opio legal en España (Alcaliber) y se ha visto involucrado en algunos asuntos oscuros
– Conde y Abelló invertirán 5.000 millones de pesetas en Alcaliber
– Hacienda sanciona a tres empresas de Juán Abelló por una trama de facturas falsas
Abelló falseó el precio del opio para ocultar los beneficios de su socio francés
¿Y la presencia de los bancos como patronos de la FAD? Como puede leerse en «Criminalidad bancaria: el dinero de la droga y el cártel bancario global por encima de la ley»: «Bienvenidos al mundo de la delincuencia financiera, al “cártel internacional” de los bancos del dinero de la droga y de sus protectores políticos.»
Interesante artículo de Amando Vega. Es de 1999, pero podría hebr sido escrito ayer
– desde el punto de vista formal, se presenta una imagen homogénea de la droga, como un mundo perfectamente objetivado, en el que no cabe la interpretación ni la polémica.
– la droga aparece unida al ámbito delictivo, dentro de un marco jurídico-moral. Las perspectivas médico-sanitaria, psicosocial y sociocultural apenas tienen cabida en la prensa.
– en la prensa tiene mayor presencia sujetos no consumidores ni traficantes, entre los que destacan policías, políticos y jueces ( 55,5%); después aparecen los traficantes (29,8%) y, por último, los consumidores (14,7%).
– la imagen de la droga resalta por su indeterminación. En un 60% de la unidades informativas consideradas, no se explicíta de qué droga se está hablando y el consumidor es presentado sin ningún rol social e individualizado en un 72% de las informaciones.
– se transmite la idea de que el orden social triunfa claramente en la batalla contra las drogas, a través de la represión institucionalizada.
El tratamiento informativo de las drogas