L@M/ Mientras no se regule la venta de marihuana, cualquiera que cultive o que posea cannabis es y será una persona sospechosa de traficar con drogas, alguien susceptible de ser intimidado y privado de libertad arbitrariamente en cualquier momento, aunque previamente se haya demostrado ser inocente y no haya pruebas de daño causado.

La Policía Nacional ha detenido en Zaragoza a tres socios de la Sociedad de Estudios de Cáñamo de Aragón (SECA), por su participación en un presunto delito contra la salud pública.

La policia se ha incautado de un total de 2 kilos de marihuana, 200 gramos de hachís, 1.450 euros, útiles varios y balanzas de precisión. Además, se ha encontrado abundante documentación contable que acredita la existencia de un sistema de turnos entre los asociados para la venta y distribución de droga. Informa a medias, mal, europa press.

Omite que desde su fundación en 1997, la SECA ha organizado numerosas charlas, debates y conferencias, editado docenas de boletines y hojas informativas gratuitas, organizado fiestas reivindicativas, concentraciones y manifestaciones, asesorado a cientos de víctimas de la Ley de Seguridad Ciudadana (más conocida como Ley Corcuera) y enfermos, e incluso compareció en diciembre del 2005 ante la Comisión de Peticiones y Derechos Humanos de las Cortes de Aragón para reclamar la legalización del cannabis. Actualmente, cuenta con más de un millar de socios de número.

Omite que uno de los detenidos, el presidente (que lleva compartiendo marihuana 15 años), ya fue absuelto en 2010 de la misma acusación. Entonces, en 2008, fueron intervenidos 2 kilos de marihuana y 600 gramos de hachís aproximadamente, así como 2 balanzas de precisión, dinero en metálico (algo más de 2.000 €) y otros efectos. Casi, lo mismo.

Omite que en la sentencia absolutoria no se clausuró el local como pedía la fiscalía (tres años de cierre), pues el local de la SECA reunía las condiciones legales necesarias. La sentencia establecía como condiciones para el consumo compartido entre socios de una asociación que los destinatarios han de ser consumidores mayores de edad, que ha de ser un local cerrado y que no se vea desde fuera, que se suministren cantidades pequeñas, que el número de socios sea limitado y que estén identificados.

El acoso continúa. El año pasado fue Pannagh el más sonado, pero son muchos los clubes que lo sufren. Forma parte de la estrategia del lobby prohibicionista de desestabilizar cualquier movimiento social que ponga en riesgo su negocio. Recurren a la criminalización, a la difamación,  a la destrucción del debate público, incluso al asesinato. No hay que olvidar que en México, desgraciadamente, morir por arma de fuego por asuntos de drogas se contabiliza como causa natural.

Es una lástima que no haya organización entre los consumidores de cannabis, a pesar del incremento de asociaciones y clubes y del motor normalizador que supone la industria del cultivo y su prensa, a pesar de internet. La Federación de Asociaciones Cannabicas (FAC), sin menospreciar su trabajo (pues es valioso), no funciona como elemento de cohesión. Su metamorfosis ideológica le impide representar al conjunto de consumidores de cannabis.  El asunto merece ser debatido y requiere un artículo propio.  El documento de la FAC que hay colgado en los comentarios de menéame de la noticia de la detención da qué pensar.