“El negocio de la droga funciona como una empresa mercantil. Ahora hay más gente dispuesta a arriesgarse. Y, por tanto, bajan los precios que se les da a los cargadores o a los vigilantes”. La crisis ha rebajado los salarios y también ha devuelto fenómenos que parecían haberse superado, como el de bajarse al moro, los viajes a Marruecos desde Algeciras para traer a España pequeñas cantidades de hachís. En verano, la Guardia Civil había superado el número de culeros (personas que introducen la droga en su cuerpo) de todo 2011. “Se había quedado como algo marginal y ha vuelto a repuntar. Y ahora, cada trayecto a menos precio, 600 u 800 euros”.
Ver el reportaje completo de Pedro Espinosa, «Bajarse al moro, segunda parte«, en elpaís.com