L@M/ Las drogas existen, así como su demanda y consumo. La prohibición es un fracaso. Las sustancias, o bien son reguladas por los estados o lo son por las mafias.
Mientras los estados no se hagan cargo, seguirán promoviendo el narcotráfico, el dinero negro, la corrupción y la circulación de productos adulterados. Cuando los representantes de la guerra contra las drogas afirman que ésta no tendrá fin, revelan su interés por perpetuar el conflicto que ellos mismos han creado, en detrimento siempre del ciudadano.
EEUU se beneficia directamente porque la prohibición le permite dominar política y económicamente a terceros países en sudamérica, asia y áfrica (del mismo modo que se comporta con aquellas naciones no desarrolladas cuyo suelo es rico en petroleo, gas, diamantes o coltan), a quienes desestabiliza e impide el desarrollo y contra quienes no duda en emplear la fuerza de su ejército. (Guerras y mentiras)
Así, crea el monstruo, se llame comunismo, islam, terrorismo o drogas, alerta de la amenaza, su actuación genera el conflicto y ofrece seguridad frente a la nueva situación, pero su objetivo no es hallarle solución sino mantenerla. Por supuesto que no les interesa perder su condición de guardián de sí mismo, el negocio es redondo. Por eso afirman los responsables de la guerra contra las drogas que ésta no tendrá fin, pues la guerra es su negocio. (El mercado ya ha dicho que las armas le ganan a lo verde)
En nombre de la paz se hace la guerra, en nombre de la democracia se socavan derechos y libertades, en nombre del progreso se impide el desarrollo y en nombre de la información se desinforma. Es la ética de las finanzas.
“Un mundo libre de drogas, nosotros podemos hacerlo” (IPS)
Fue la consigna adoptada en 1998 durante la vigésima sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), dedicada al problema global de las drogas ilegales. En esa ocasión se acordó un plan de acción de 10 años que incluyó la cooperación entre los gobiernos, un ataque frontal a los vendedores y destrucción de plantíos. También se adoptaron acciones para reducir el consumo, aunque según indican la mayoría de los análisis fue en los aspectos punitivos donde se puso mayor empeño.
En 1998, la Asamblea General del foro mundial determinó que los compromisos asumidos deberán ser evaluados y, de ser necesario, redefinidos en 2008.
La Fundación Beckley, un centro de estudios británico que analiza las estrategias de lucha global contra las drogas, sostiene que es evidente el fracaso del enfoque concertado hace 10 años por la comunidad internacional. Los gobiernos deberían “comunicar el hecho de que el uso de estupefacientes no se puede erradicar, pero que se debería encontrar la manera de minimizar sus daños”, dejando de lado la máxima moral sobre el deber de “eliminar el mal de las drogas”, señaló un informe de la Fundación.
Ante tal evidencia, el aparato de propaganda de la guerra contra las drogas cambia su versión (aquella de erradicar la droga y reducir su consuno) por otra que justifique su negocio: “la guerra contra las drogas no se gana o se pierde, ya que se trata de una batalla interminable».
Hay propuestas alternativas, sin embargo, a las estrategias actuales. Entre ellas, la legalización de las drogas y la aplicación de políticas dirigidas a atenuar los daños a los consumidores, además de privilegiar la educación y la prevención.
Viñeta de Tawan Chuntraskawvong, vista en pasaron.net
Pingback: marihuana.noticia.es