La primera mentira que destacamos es que al Ministerio de Sanidad le preocupe la percepción errónea (motivada siempre por el trabajo de desinformación que ejerce la política prohibicionista) que los jóvenes tienen de las drogas, uno de sus objetivos declarados esta legislatura por los responsables de la institución, pues de ser así, informaría verazmente sobre ellas para que los jóvenes (para que todos), con independencia, con criterio propio, pudieran tomar conciencia de lo que son y de lo que sucede alrededor de las drogas en todo el mundo, legales e ilegales.
El Ministerio de Sanidad pretende que se tema, no que se conozca. De lo que se ocupa realmente y sin vergüenza es en intentar dirigir y controlar el pensamiento y la moral de los jóvenes (y de todos). Quiere cambiar la percepción de los jóvenes sobre las drogas con policías en los colegios, asustándolos, en vez de formarlos en el conocimiento y en la responsabilidad de sus derechos y libertades.
Un esfuerzo inútil. La información es muy accesible y cada vez hay más y mejor. La aguja hipodérmica no funciona en la razón formada, aunque venga de los grandes medios de comunicación, no se dice una mentira muy fuerte y la ciudadanía se la cree. Se puede decir mil veces o más y creará confusión y conflicto, pero el efecto deseado, que todo el mundo lo crea y actúe como tal, ese efecto, no llegará.
La opinión que las personas tenemos de las cosas está más cerca de la realidad y es más homogénea cuanto mejor y mayor es la información (científica, racional, positiva) de la cual disponemos. Por ello, la Constitución Española reconoce y protege el derecho a recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, se ha reducido el consumo de cannabis, ha aumentado la percepción del riesgo y hay mayor dificultad para acceder a las drogas entre los jóvenes de entre 14 y 18 años. Para que esos datos fueran creíbles, no digo ciertos, debería de decir que se ha reducido el consumo de cannabis en los colegios, ha aumentado la percepción del riesgo de tener cerca a agentes del orden público y hay mayor dificultad para acceder a las drogas en los colegios. Estamos acostumbrados a la desinformación oficial, no nos extraña, menos ante una cita próxima en las Cortes y con las elecciones generales a la vuelta de la esquina. Hay que justificar la sinrazón.
Así se expresa Casimiro, un lector de elpais.com, ante la noticia: «Para nuestra desgracia y vergüenza, no es cierto que disminuya ni el consumo de drogas, ni la dificultad de conseguirlas. Mas bien se generaliza la aceptación de las drogas de diseño y la cocaína es el café de los ejecutivos y fiesteros en general. El cannabis se cultiva en casa en una maceta y el hachis se encuentra en cualquier pueblo grande, mediano o pequeño sin mayor dificultad. El alcohol es la droga legal por antonomasia junto al tabaco. Los tranquilizantes y somníferos nos permiten soportar esta vida alienante, estresante y sin alicientes. Somos una sociedad drogada por necesidad y dopada espiritualmente por imposición. ¿Cómo queremos que los jóvenes no se droguen? Solo imitan lo que ven, desde que aprenden a caminar.»
Y mientras el ministerio malgasta dinero público en campañas morales, la sanidad española suspende en listas de espera e información al paciente. La consultora Health Consumer Powerhouse, en un informe realizado para la Unión Europea, destaca que España tiene un alto índice de infecciones resistentes a los antibióticos y debe tratar el problema relativo al tiempo de espera, así como el de la falta de información, incrementando la transparencia de la información sobre los hospitales a través de indicadores de calidad (hay un constante goteo de pacientes que se encuentran con problemas cuando requieren su historia si tienen un contencioso con un médico o un hospital).
Ante esto, el ministerio resta validez al resultado por su falta de rigor metodológico. «El estudio tiene un enfoque centrado en el consumo, incompatible con el sistema español», defiende un portavoz de Sanidad. Así merece ser destacado también el Ministerio de Sanidad cuando se refiere a las drogas, ausente de ciencia e irrespetuoso con los consumidores.
La segunda mentira que destacamos tiene que ver con el país promotor de la prohibición. El 24 de septimbre se estrelló en el estado mexicano de Yucatán un avión cargado con varias toneladas de cocaína, cuya propiedad no tardaron las autoridades en atribuir a un cártel. Sin embargo, informa poresto.net, la aeronave sinietrada, el Grumman Gulfstream II, con matrícula N987SA, pertenece a la S/A Holdings LLC, empresa que la CIA utiliza para «maquillar» la contratación destinada a operaciones especiales, de carácter clandestino, al margen y contra la propia Constitución estadounidense.
Los ingresos que la CIA obtiene por concepto del narcotráfico son destinados a todo género de actividades subversivas, vale decir: de carácter terrorista. Así se financia a grupos subversivos en países no dependientes de Washington; así también se adquieren aviones, armas y explosivos para sembrar la muerte, como ha sucedido en América Latina, en Asia y en Africa. Y luego, con cinismo inaudito, se habla de «combatir al narcotráfico», prosigue el diario.
Imágenes de selva de esmelle en flickr.
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